Hay una ciudad que reposa entre
dos ríos y colinas y dirige su mirada a un valle sin igual. Hay una ciudad que
es tierra de reinas, de juglares y poetas. Hay una ciudad donde pasear por las
palpitantes calles del centro o ir hacia el barrio de los mocoreros es algo
único. Calceta tiene un aire diferente, y quien lo visita por primera vez
quiere afincarse para siempre. La hospitalidad calcetense en ejemplar, y donde
más se la demuestra es el ofrecimiento al visitante de nuestra original
gastronomía, donde el queso, el maní, el plátano, y la gallina criolla son los
ingredientes claves para amasar los más exquisitos sabores.
Calceta es también cultura. Es un
festival de balseros muy conocido en el país, son nuestros músicos, que
rescatan tradiciones de antes pero también exploran nuevas armonías y ritmos.
Es también su feria de los sábados,
única en la región. Son los comedores del mercado, con su sazón
especial. Calceta es su Reloj Público, ese director de orquesta de hormigón y
madera que deja oír su compás. Es también su Puente Rojo, de donde los más
avezados adolescentes demostraban su arrojo, tirándose al Carrizal en invierno.
Calceta es su comercio vibrante, son
los hermanos de otros cantones y provincias afincados en su seno. Es la pequeña
industria que da trabajo, son los profesionales que cumplen su labor día con
día. Pero también es la bella colegiala, el joven artesano, la dependiente del
almacén. Es también sus deportistas y quienes han llegado a los años dorados.
Es el joven emprendedor que trata de salir adelante, el barrendero humilde que
la mantiene limpia, es el triciclero y el taxista.
Vivimos en esa ciudad que nace y muere cada día, pero nunca está
quieta. Que ha visto alejarse a muchos de sus hijos, pero no pierde la
esperanza que regresen a su seno. La ciudad del Tuerto Ardila, del Mayor Tufiño
y su inmortal frase, de la ciudad que vio llegar al balsero y partir al
ferrocarril. La ciudad que ha tenido momentos duros pero sigue adelante por el
esfuerzo de sus hijos. Vivimos en una ciudad llamada Calceta. Y esa es la
verdad más bella que podemos borronear en estas líneas.
(Editorial publicada originalmente en revista "Calceta, por siempre sin par" de septiembre de 2015)
(Editorial publicada originalmente en revista "Calceta, por siempre sin par" de septiembre de 2015)