Rebuscando en unos viejos manuscritos me encontré con este viejo texto de hace casi 10 años...Lo consideré salvable del reciclaje físico. Vale aclarar que, pese a los intentos de hacer cambios en la finca para evitar los estragos de la sequía, ésta aún nos golpea en forma cíclica.
2002 fue un año bien seco. Fue el último año que se murieron animales en San Ignacio debido al estiaje.
No eres bienvenida, Sequía
Las miradas del campesino se dirigen, interrogativas, hacia el occidente, hacia el oceáno oculto tras el horizonte, deseando que el gran Pacífico se apiade de esta tierra ecuatorial y nos lance su gran aliento de humedad, pero el gran mar habla a través del horizonte blanquiazul. Por lo pronto no enviará las redentoras lluvias.
Los costillares flacos del ganado y el pasto agostado reflejan esta realidad; todo se hace polvo y los gallinazos revolotean con su danza macabra, oliendo la tragedia en el ambiente. Dejamos de ordeñar hace unos días y la extrañeza de la rutina perdida hace fácil presa en los vaqueros. Insisten en levantarse de madrugada, pese a que hay muy poco que hacer. La ironía es padecer de sequía cuando algunos cientos de metros nos separan del embalse La Esperanza, ¡Cruel nombre para una obra que se llevó las mejores tierras de estos campos!
San Ignacio de Relámpago, 1 de enero del 2002
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